El pasado 2 de junio tuvo lugar el evento interactivo orquestado por uno de los expertos en la definición, implantación y operación de los modelos de Eficiencia y Calidad de desarrollos de software de LedaMC, Alfonso González. Y decimos orquestado porque de “Afinar la Agilidad” es de lo que trató el evento. En él se explicaron las claves que hay que tener en cuenta para obtener una mejora continua de la eficiencia en la transformación a la agilidad de las empresas que al fin y al cabo terminará plasmándose en la optimización de costes en desarrollo de software.
¿Cuánto cuesta la satisfacción del usuario?
El ponente parte de un dato demoledor que da idea de la importancia de la “afinación”, y es que, según su dilatada experiencia, se ha comprobado que, en entornos ágiles, el coste del producto es entre un 15% y un 20% más caro que en entornos tradicionales.
Pero ¿Es eso todo lo que importa? ¿Cuánto cuesta la satisfacción del usuario?
Partiendo del axioma de que la transformación Agile es obligada tanto el valor entregado al negocio como la adaptación al cambio van a adquirir especial relevancia en un mundo en el que las redes sociales, el comercio online y el teletrabajo, entre otros, son los grandes compositores de la sinfonía digital que estamos viviendo. Ahora bien, entendiendo el valor como producto entregado, ¿Sabemos cuánto valor estamos generando? ¿Sabemos cuánto valor nos ayudan a generar nuestros equipos de desarrollo? ¿Es mucho o poco? ¿A qué coste? Y en cuanto a la adaptación al cambio ¿Sabemos si estamos siendo “sólo flexibles” o “eficientemente flexibles”?
Una transformación a la agilidad responsable
Para dar estas respuestas se fueron desgranando los ejes principales en los que un responsable ha de centrarse para liderar la transformación a la agilidad de una empresa:
1- La Estrategia: Tiene que entender el contexto de su organización, dónde está, qué necesidades tiene, qué plazos se ha marcado para llegar a un determinado objetivo…En definitiva, entender y asimilar su estrategia porque, no lo olvidemos, la transformación sirve a la estrategia y no al revés.
2- Gobierno: Gobernar como sinónimo de dirigir, definiendo los objetivos que sirven a la estrategia y cuantificando estos objetivos con las medidas correctas de la forma adecuada, comprobando su camino, manteniendo equilibrados los costes asociados, detectando las debilidades… en definitiva, un gobierno integrador de la transformación.
3- Proceso: Es hora de ver si teoría y práctica van de la mano, cómo se está ejecutando la transformación, con qué modelo de trabajo… ¿Tiene pautado el quién, cuándo y cómo? ¿Puede extraer información homogénea desde la descentralización de sus equipos? Es, al fin y al cabo, corroborar el proceso de desarrollo en toda su extensión, desde la composición de un equipo hasta la explotación de sus datos.
4- Métricas: Esto es cómo está componiendo su melodía y si a las canciones compuestas le falta alguna nota. Dirijamos las métricas al gobierno de la estrategia, pero con sentido, desde una fuente fiable, completa y, sobre todo, homogénea.
5- Equipos: Son estos los que vertebran la entrega de valor, los que articulan lo que quiero en realidades, transforman nuestros deseos con forma de requerimientos (historias de usuario, épicas, etc.) en valor…en producto.
Es fundamental atribuir al equipo la importancia que merece, sin embargo…
“… solo el 17% de los equipos son de alto desempeño…. y les toma entre seis y ocho meses para llegar a ser un equipo eficaz.”
Susan Wheelan,
Profesora de psicología y directora del Centro de Formación y Desarrollo de la Universidad de Temple
Basándose en su extensa experiencia ayudando en la transformación a la agilidad, Alfonso González ha podido comprobar que el dato se acerca bastante a la realidad y matiza que “podemos ser más generosos y subir hasta el 23% los equipos de alto desempeño, considerando como alto desempeño una alta productividad, un elevado nivel de responsabilidad, una gran flexibilidad y la confianza entre sus miembros”. Pero sigue pareciendo increíble que ni siquiera uno de cada cuatro llegue a los niveles de excelencia y más aún sorprendente es ver cómo tiene que pasar más de medio año hasta que un equipo en sí mismo logra ser eficaz y ofrecer niveles de desempeño aceptables.
“Los equipos son el activo de las compañías, son el instrumento que da valor en forma de producto al cliente, por eso hay que ayudarlos. Hay que contextualizar y medir sus problemas y así evidenciar un espacio de mejora que les haga ser cada vez más eficientes”, puntualiza el ponente.
La eficiencia no es lo único que cuenta.
La calidad, la estabilidad, la cadencia, el compromiso o la responsabilidad son factores igualmente importantes.
Y es que en toda iniciativa agile, surgen unas necesidades que nosotros nos marcamos como objetivos:
– Transparencia sobre la actividad de los equipos. Es fundamental mejorar la visibilidad de los equipos para saber en qué estoy gastando el dinero.
– Objetividad a través de métricas estándares como eje de desempeño. Es necesario emplear una estandarización del resultado y posibilitar y proporcionar comparativas como palanca de mejora, con el mercado y con uno mismo.
– Flexibilidad: Es fundamental la adaptación continua a requerimientos que surgen por el camino.
– Satisfacción: Hay que tener evidencias cuantificadas en base a métricas estándares orientadas a mis objetivos para que la toma de decisiones esté basada en evidencias.
– Ahorro mediante el enfoque a producto: Hay que contribuir y en la medida de lo posible garantizar el ahorro y optimizar la cadena de valor del desarrollo. Tendremos que fomentar la actuación selectiva sobre las perspectivas que supongan lastres de mi proceso productivo y así poder optimizar costes en nuestros desarrollos de software.
Sólo una visión 360 de tus desarrollos es lo que en definitiva marcará la rentabilidad y eficacia de tu transformación a la agilidad. Sabemos que el coste del producto es entre un 15% y un 20% más caro que en entornos tradicionales, pero si sabemos dónde se está centrando la inversión y entendemos que no es el precio lo único que importa, podremos acercarnos mucho más al coste asociado a la satisfacción del usuario y entender por dónde podemos atacar la optimización de costes en TI.